Los errores se asumen, las experiencias se viven, las críticas se ignoran, las mentiras se descubren y la vida se disfruta.

martes, 31 de julio de 2012

Tan solo necesitaba pequeños detalles que me hicieran volver..

Tan solo necesitaba saber si me querías, si de verdad te importaba, si cuando estabas sin mi te hacía falta, si echabas de menos mi forma de quererte y si te dolía el saber que mi voz, mi pelo, mi sonrisa, mi forma de ser, mis caricias, mis caras de niña pequeña, mis manías y mis costumbres ya no te pertenecían, tan solo quería que me buscaras, que por una vez fueras tú el que cogiera el teléfono y me dijeras que me echaba de menos, que podías estar sin mi pero que no querías, que por favor volviera porque odiabas la idea de tener que terminar todo lo que vivimos aqui ¿Era mucho pedir?

sábado, 21 de julio de 2012

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El verano, la playa, la piscina, las fiestas, el sol, la arena, las vacaciones, las risas, el relax, los helados, los batidos, salir a todas horas, los momentos... sientan bien. Pero pasarlo con vosotras todavía más.

miércoles, 11 de julio de 2012

Que todo ha terminado, de verdad.

Suelo decir a la gente que estoy bien, que quizá tenías razón y era lo mejor. He intentado creérmelo de todas las maneras posibles deseando un día despertar y no echarte de menos . He probado de muchas formas, muchos consejos, y siéndote sincera, me han servido muy poco, he aprendido muchas cosas estos días sin ti. He aprendido por ejemplo, que lo que una vez nos dice la cabeza, más tarde el corazón lo termina traicionando. He sido la espectadora de una lucha entre mi conciencia y mis sentimientos y aún así parece que la guerra no va a acabar nunca. También, he buscado dentro de mí lo que jamás había visto con estos ojos. Buscando una respuesta a por qué siempre que me acuerdo de ti no puedo evitar acordarme de tu ausencia y me terminan cayendo lágrimas de los ojos. Y bueno, tu ausencia creo que podría calificarse como la peor tortura conocida. Solo pensar en que hubo un momento en el que creía que no iba a tener la necesidad de echarte de menos... Ahora sé que me equivocaba. Recuerdo cuando en un tiempo tú me preguntabas cuanto te quería y yo intentaba darte una respuesta indefinida, algo que jamás hubieras escuchado. Tú me asegurabas que me querrías eternamente, y continuamente me hacías jurar que caminaría contigo hasta el final. Jamás pude hacerlo. Sé que dije mil y una tonterías por aquel entonces, que nunca supe valorar todo lo que hiciste por mí ni lo mucho que me cuidabas. A mí lo que me llenaba era tu sonrisa. Sé que mis amigos no dejaban de criticar nuestra extraña manera de querernos; de vivir el uno por el otro sin comportarnos como las demás parejas. Todos ellos sabían que yo era una inexperta en esto del amor. Ahora me doy cuenta de que pocos de ellos comprenden lo que significa realmente amar. Y han pasado ya dos días desde la última vez que vine caminando tan solo para verte. Te aseguro que me siento una inútil por haber dejado que esto terminara. Desde esa noche que estuvimos discutiendo por teléfono. Cuando te dije cosas sin ni siquiera pensarlas primero. Quizás lo hice por orgullo, o tal vez pensé que pasara lo que pasara, nunca íbamos a separarnos el uno del otro porque formábamos uno solo. Puede que tan solo fuera ese error que siempre me sentí a tu lado. Ojalá algún día tengas tiempo para explicarme cómo te sentiste tú tras nuestro último abrazo. Hace poco, cuando me sentía parte de tu vida, te dedicaba cada balada de amor que escuchaba. Hoy por hoy, la canción de 'te he echado de menos' me sigue recordando a ti. Ese día abrazados en el autobús cuando la cantábamos y me sentía tan a gusto estando entre tus brazos. Prometí quererte siempre. Fuiste el motivo por el que supe que valía la pena luchar, aunque lo hiciese tarde, me quebré la voz pensando en ti. Sin embargo no fue hasta que te perdí cuando tuve la necesidad de escribirte la carta más larga y sincera que jamás había escrito. Jamás te dije que era para ti, no tuve la necesidad de hacerlo. A lo mejor no me creíste nunca, pero te repito que desde que te conocí para mi has sido el mejor de este mundo. Te lo aseguro, nadie sobre la tierra tiene tus ojos. Tú y yo guardamos muchas cosas en secreto, cosas que nunca tuvimos la necesidad de contar, pues siempre fueron nuestras. Los días contigo siempre fueron mágicos y realmente presumo en secreto de que tú y yo nos hemos querido como pocos lo han hecho. Siempre te saludaba con un beso y tenía la pequeña costumbre de agarrarte fuerte de la mano y no soltarte. Nunca pensé que llegaría el día en que no pudiera hacerlo. Entró más gente en mi vida para que te voy a mentir. Y toda esa gente se marchó también. Si me abandonaron o les abandoné, eso es algo que ni siquiera recuerdo ya. Créeme, ha sido mucha, muchísima gente la que ha aparecido en mi camino. Pero joder, ¿Por qué ninguna de ellas se parece a lo más mínimo a ti? ¿Por qué tienes que ser tú la única persona en este mundo que llene este hueco incompleto en mí? ¿Por qué tenemos que ser tú y yo el uno para el otro? ¿Sabes? Me gustaría poder decir que has cambiado. Que ni siquiera te reconozco, que eres ese pequeño del que me enamoré una primavera cualquiera. Pero sé que realmente la que ha cambiado soy yo. Sé que la que hizo que la abandonaras, la que no se merece que le recuerdes y que nunca podrá olvidarte soy yo. Algunas veces prometo que incluso sentía miedo. Miedo de que pudieras llegar a sentir algo tan grande por alguien como yo; la que siempre se sintió diminuta a tu lado. Tenía miedo, si. Miedo de no poder quererte de la manera en la que lo hacías tú. Otros recuerdos, aún así, son los mejores que tengo guardados. Los tengo escondidos aquí dentro, encima de aquel piano, junto al marco que lleva nuestra foto. También guardo un frasquito con el olor de mi pelo, recuerdo lo mucho que te gustaba tocarlo. Incluso un juego de sábanas blancas. Son por cada vez que me acostaba, cuando me daba por pensar en ti. Tanto lo hice, que mis sábanas terminaron recordándome cada noche que una vez te prometí que dormiría contigo. Hoy, escribiendo todo esto sólo espero que sepas comprenderme como lo llevas haciendo desde el día en el que te conocí. Entender que ni si quiera sé si merezco que me quieras, o empezar a plantearme por qué en su día provoqué que te marcharas, cuando lo que estabas haciendo me dolió como si me arrancaran el corazón sin avisar. Buscar la razón por la que fui capaz de dejar que se fuera la persona que más me ha llegado a importar en esta puta vida. Y puedo prometerte y demostrarte con mi vida que jamás volveré a querer a nadie de la manera que te quiero a ti. Gracias, una vez más, por dejarme formar parte de tu vida. Ojalá algún día volvamos a ser una sola piel.