Los errores se asumen, las experiencias se viven, las críticas se ignoran, las mentiras se descubren y la vida se disfruta.

domingo, 23 de diciembre de 2012

24 de diciembre.

Querida navidad:
Para mi esta historia perdió la magia hace un par de años cuando dejé de creer en ese gordo con barba blanca y su reno con nariz roja, y en esas tres personas que venían desde tan lejos caminando con sus camellos. No sabes lo mal que me sentí cuando me di cuenta de que el sueño de donde había estado tantos años agarrada resultaba ser mentira. La verdad es que desde ese día ya no me tomé tan enserio las navidades, todo eso en lo que tiempo atrás había creído plenamente fue desapareciendo poco a poco. Pero luego vi a esas enanas, las que a veces me hacían la vida imposible pero yo tanto las quería. Las vi creer en todo eso, esperar tanto de la navidad, de los regalos, las vi con tanta ilusión y tantas esperanzas que dejé todo lo malo a un lado. Volví a recordar lo mucho que me gusta pasear por las calles bajo esas luces, lo feliz que me hacía llegar a estas fechas para recibir todos los regalos que había pedido, con la ansia que esperaba que llegaran estos tiempos para recordarle a mi padre que teníamos que decorar la casa, que necesitábamos un árbol, y el belén ese que tanto me gustó desde el primer día que pisó nuestra casa, lo mucho que adoraba destapar esas cajas y en cada figura que ponía tener un recuerdo breve de las navidades anteriores. Recordé las fiestas, las cenas y comidas, los fines y principios de año, los polvorones, los villancicos, las risas ... y entonces entendí que a pesar de todo, cuando te reúnes con la familia y con los amigos, ese es un momento mágico, y que esa es la verdadera magia de la navidad.

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